"Regué con sangre las palabras de odio que perdidas entre llantos escupieron su fulgor,
pero el ni siquiera el error pudo salvarnos del terror de tal calvario."
Sonrojadas las tardes parecían solemnes amaneceres,
con tu mirada clavada en la mía,
sudando caricias y las almas se besaban,
tus manos enzarzadas en mi cuerpo,
dicese llama inmortal a quien vence al tiempo,
y nuestro amor es un ejemplo,
pues no ha esperado un año,
ni dos, ni tres,
estamos hablando de vidas,
las mismas vidas que no creo en las flechas de cupido,
pero si en la luz de tus ojos,
con la fuerza del oceano y la pasión de un pintor cuando traza su color preferido,
así llegaste de la nada y con la nada se fué el olvido.
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